-Sí por favor. -No sabía que me diría, no sabía si tendría que ver con la noche anterior. Aquella en que nos quedamos solos, en silencio, mientras la música sonaba de fondo y ella me miraba con sus ojos verdes embriagados de alcohol. El sofá de mi casa se me hacía pequeño pesé a tener sitio de sobras. Toda la habitación me ahogaba provocándome calor. O, ¿era ella? -Has bebido demasiado, -Le dije. -Quizás deberías estirarte y descansar mientras esperamos que lleguen los demás.
Me miró y sonrió juguetona. Nunca la había visto así. Mojo sus labios en saliva y me habló con la melodía más sensual que he oído nunca. -No quiero dejarte solo esperando. Y no quiero que me dejes nunca.
Recuerdo no entender el significado de esas palabras. Pero me paró el tiempo. Sentí que el reloj moría en mi muñeca...
Recuerdo no entender el significado de esas palabras. Pero me paró el tiempo. Sentí que el reloj moría en mi muñeca...
-Esta foto no me gusta. -Su voz de nuevo, rescatándome de mis pensamientos. No era nada de esa noche. ¿Decepcionado, quizás?
-A mí tampoco.
-A mí tampoco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario