Y aquí estamos otra vez, locos de atar, locos de amar, locos de odiar. En este sitio donde los sentimientos se apoderan de nosotros y los odiamos hasta la locura. Quizás tanto que llegas a la cordura.
¿Quién dijo que el amor era amar con locura? Quizás si no hubiese amado con locura ahora no odiaría con la misma locura. Dueña de mis noches, obligándome a bailar con ella, llevándome al infierno con billete de ida y vuelta para verme sufrir en este lugar lleno de amor que me ahoga todos los poros de mi piel. Asfixia mi vida y me la devuelve de día.
Maldito amor, que todo mueve. Y por mover, mueve hasta las lágrimas que guardé enterradas en mi cajita de cristal antes de tirarla al mar en un hielo por deshacer.
¿Cuándo moverás los hilos de mi felicidad?
(y es que cuando el hilo tira, a veces duele.)
