martes, 22 de noviembre de 2011

Viento a finales de junio

Te ríes de mí, bromeas y te diviertes. Pero, ¿cuánto de lo que dices es real y cuánto se queda en palabras?
-Rach, ¿qué haces? -El sonido del teléfono interrumpía mis pensamientos. Su voz incordiando me daba punzadas en la cabeza.
-Escribo.
-Pues para de escribir, cámbiate y ven a la fiesta. Te quiero ver bien guapa, deslumbrante, que la gente se quede sin palabras al mirarte.
-Por favor, eso ya lo hacen incluso si voy en pijama. -Me reí, no podía creerme menos lo que acababa de decir.
-Sea como sea no faltes. -Y colgó, sin despedirse, ni decirme nada más. Con una frase cortante e irrevocable que nunca podría desobedecer, dejándome las palabras en la comisura de mis labios, cortados. Me miré al espejo. Estaba hecha un desastre, el pelo revuelto, ojeras que revelaban noches de insomnio, por más que miraba no veía donde podía aparecer la chica guapa y deslumbrante que me habían pedido ser esa noche.
No me lo pensé mucho, seguramente la fiesta empezaría pronto. Me puse unos tejanos pitillo y metí la cabeza debajo de la ducha, mojándome el pelo y parte de la espalda. Ni me peiné, me puse una camiseta negra de manga corta un poco de antiojeras y cacao de labios. Cogí el bolso y las llaves dispuesta a marchar y me encontré con una imagen de mí misma reflejada en el espejo de la entrada. Me pondría unos tacones negros, así no podrían decir que no me miré ni una sola vez al vestirme.

El pelo mojado ondeaba al viento mientras caminaba. Al mismo tiempo miles de pensamientos ondeaban en mi cabeza. ¿Por qué iba allí sin pensármelo?

lunes, 21 de noviembre de 2011

Y mientras tanto fuera llueve

-¿Me acompañas? -Tengo ganas de ir contigo, de besarte hasta los sueños, de absorberte las horas, de beberte el alma, de que me sonrojes con tus dedos acariciando los míos, de notarte mío. -Hay un espectáculo de los que me gustan y como sé que a ti también te gusta...
-Está bien. ¿Tengo que pagar algo?
-Nada, completamente gratis. -Sólo deberás pagar con miradas sobre mí.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Collide

Contigo no sé nunca si es real o es un juego, si el mundo para o acelera, si el tiempo es oro o es plástico tintado.
No te busco ni lo hago queriendo, me encuentras tú sin buscarte, me pintas el alma mientras desnudas mi cuerpo. Me hechizas con mentiras reales y me matas con sonrisas invisibles.
Si el tiempo que paso contigo es real, y no es una partida donde pierdo, le tengo miedo. No quiero atarme a ti pero tampoco desatarme.

Estamos ligados por cadenas de tela que nos envuelven. ¿Quién posee las tijeras para separarnos?

sábado, 19 de noviembre de 2011

Moi non plus

-¿Sinceridad 100%?
-Sí por favor. -No sabía que me diría, no sabía si tendría que ver con la noche anterior. Aquella en que nos quedamos solos, en silencio, mientras la música sonaba de fondo y ella me miraba con sus ojos verdes embriagados de alcohol. El sofá de mi casa se me hacía pequeño pesé a tener sitio de sobras. Toda la habitación me ahogaba provocándome calor. O, ¿era ella? -Has bebido demasiado, -Le dije. -Quizás deberías estirarte y descansar mientras esperamos que lleguen los demás.
Me miró y sonrió juguetona. Nunca la había visto así. Mojo sus labios en saliva y me habló con la melodía más sensual que he oído nunca. -No quiero dejarte solo esperando. Y no quiero que me dejes nunca.
Recuerdo no entender el significado de esas palabras. Pero me paró el tiempo. Sentí que el reloj moría en mi muñeca...

-Esta foto no me gusta. -Su voz de nuevo, rescatándome de mis pensamientos. No era nada de esa noche. ¿Decepcionado, quizás?
-A mí tampoco.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un reloj de tiempo y de plata

Nadie hubiese imaginado aquello. Ni el capricho de los dioses ni el irrompible destino. Pero en la mente de alguien estaba calculado; al detalle. Sólo que no se creía posible.
Y aún menos con esos resultados.

James escondía un reloj de plata dentro de una caja, dentro de un baúl cerrado con llave y envuelto en candado, dentro de una habitación con paredes blancas, dentro de un mundo, dentro de su imaginación, dentro de su corazón.
Y en esa caja, protegida por soldados de papel y Náyades de cristal, rodeada de un mar escondido en un tornado eterno, se escondía al lado del reloj el tesoro más preciado para él. Tan preciado que no lo había visto ni él. Decidió guardarlo en secreto hasta el momento en que alguien quebrantase todo el paraíso infernal que lo rodeaba y derrumbase las barreras y, entonces, él sería conocedor del tesoro que había estado albergando durante tanto tiempo.

Quizás no sería nada de valor, quizás sería inservible. Pero James lo querría y se lo quedaría.

Cuando cuidas algo con tanto mimo al final le coges cariño.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Si me encuentras esperando, llámame.

Sabemos que yo tengo más memoria para cosas emocionales, que presto atención al mínimo latido, que me acuesto tarde y sueño despierta. Que el tiempo me calma aún no lo sé, que de todo se aprende. Elaboro teorías sobre la curiosidad y me duermo en los ojos de la gente, rodeada de preguntas y respuestas desconocidas pero pensadas.

-Tengo una teoría. -La voz salia de ella enredándose por el aire, como si jugase entre mis respiraciones a esconderse de mis pensamientos. No lograba entenderla. Esa mirada coqueta e infantil, que disfrutaba con cada segundo de su vida pero que escondía un mundo entero; quién sabe si con vida no hacía más que enredarme en mis propios problemas. -La humanidad creció a causa de la curiosidad, hicieron cosas y aprendieron porque querían saberlas. La curiosidad aviva a los sentimientos. Si no te doy lo que quieres ahora, pero te muestro un poco de camino y te gusta, seguramente volverás a mi para curiosear un poco más. Y lo más probable es que yo esté esperando. -Prosiguió con la teoría. Quizás si en aquel momento hubiera sabido el desenlace no la hubiese escuchado. Pero los finales son más emotivos si no los esperas.

En realidad, ¿qué era lo que pretendía diciendo eso? No quería nada más, en ese momento el mundo me parecía suficiente. Pero quizás su mundo estaba empezando a florecer.

Ella no sabría que encontraría, ¿una flor con espinas y veneno o una flor acomodada y gentil?
Fuera lo que fuera la semilla había germinado al fin.
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