Y allí estaba ella, en su habitación. Esperando con una copa de champagne francés entre sus manos, de fondo un vinilo de Benny Goodman llenando la sala.
Y allí estaba ella. De mirada tierna y dura, escondiendo tantas historias queriendo ser contadas. Historias de amor y desamor, historias de felicidad y de tristeza, que no tenían que ser correspondidas unas con otras; otras en cambio sí.
Y allí estaba ella, mirándome directamente a los ojos suplicándome que la besara o me marchara. Que esa noche, si yo quería, ella sería solo mía; olvidando los recuerdos y un poco de ella.
Y allí estaba ella, llenando mis pensamientos.
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